lunes, 23 de julio de 2018

Capítulo 7 – Lucha: Confrontación, parte 1

**Los hechos y o personajes aquí relatados son de ficción, cualquier similitud con la realidad es pura coincidencia**

En ese instante un escalofrió recorrió mi cuerpo, los pelos se erizaron, el tiempo parecía correr lentamente, veía como tras el choque con Ariel, éste fruncía el ceño y a la vez, su bolso caía lentamente al suelo. Él no hizo nada para evitarlo, simplemente posaba fijamente sus ojos en mí, y con cada microsegundo (milésima de segundo) que pasaba lo notaba más fastidioso, mas enojado. Por vergüenza terminé bajando la cabeza ya que no podía sostener el contacto visual, y al mirar a su mano derecha pude ver los cortes y cicatrices que éste tenía. Por más que mi madre ya me había comentado sobre su “accidente” con un espejo, no creí que hubiese dejado tales marcas (secuelas), la culpa afloraba en mí. Entonces percibo que Ariel se agacha levemente para recoger su bolso del suelo y al levantarlo dice: 
 

- esto no está funcionando Santiago (dice él irritado)

Acto seguido, Ariel da un paso al costado para continuar con su camino y en el proceso de salida choca (empuja) parte de mi cuerpo con su hombro y brazo abriéndose camino, desapareciendo tras el umbral. Lo único que pude hacer fue quedarme mirando hacia la puerta, hacia el pasillo, entonces Rubén me abraza por el hombro con una de sus manos y con la otra me da 2 o 3 palmadas en el pecho mientras se encogía de hombros.

- quizá necesita tiempo, y espacio (me dice Rubén mientras yo lo miraba).
- quizá… (Respondo pensativo).
- ¡animo! (exclama él) bueno, me voy a la ducha… ¡no te pierdas! Pasá más seguido (decía Rubén mientras lo perdía de vista) ¡nos vemos amigo!

Algunos más vinieron a saludarme (los que acababan de salir de las duchas). A los pocos minutos salí del vestuario y encaré la salida del fondo, me sentía algo triste, no quería cruzarme con nadie, menos con Mónica, no en este estado. Entonces recordé parte de lo que le había dicho a Ariel 5 años atrás “¡no quiero seguir así! quiero ser fuerte, no quiero seguir cargando con este dolor en el pecho, ya no quiero llorar” por lo que levante la frente en alto, respiré profundo y seguí caminando como si nada, recordando lo que me había planteado la otra noche “nunca más”, nunca más deprimirme ni entristecerme por nada ni por nadie… nunca más.

- no puedo cambiar el pasado, debo resignarme y seguir adelante (digo en voz alta mientras sonrío y continuo caminando).

Estaba caminando distraído navegando en Facebook desde el celular cuando a dos cuadras del club me intercepta Vanesa (novia de Ariel).


- ¡Santiago…! (exclama ella contenta posicionándose delante de mi impidiendo mi avance) ¿cómo estás? Hace rato no te veía (prosiguió Vanesa).
- hola Vanesa, bien, acá andando ¿vos? ¿Qué haces por acá?
- yo bien también, quedamos con Ariel en encontrarnos en esta esquina.
- ah estupendo… bueno me marcho entonces, no desearía estropear tu cita (le digo a Vanesa con recelo soltando una pequeña risa).
- no para nada Santi ¿cómo se te ocurre? (dice ella soltando una carcajada) los amigos de Ari también son mis amigos (continuó ella) oye Santi… he notado a Ariel algo extraño ¿sabes si le está pasando algo?
- ¿cómo extraño? (le pregunto queriendo saber más).
- si, como más frio, distante, está pero no está ¿me entiendes lo que te digo? (pregunta Vanesa) pensaba que al ser su amigo quizás sabrías algo.
- no lo sé Vanesa (le respondo mirando al piso) igualmente yo no podría decirte nada por más que…
- yo sé que eres su amigo, que tienen sus códigos, que jamás lo delatarías, pero... (me interrumpe Vanesa) él nunca me dice nada, yo realmente lo amo muchísimo y temo que él no sienta lo mismo.
- y eso deberías decírselo a él, pero… te puedo decir que vos no tenes nada que ver con su cambio repentino de actitud.
- muchas gracias (me dice ella abrasándome) gracias me sacaste la duda… ¡Ariel! (dice ella exaltada soltándome rápidamente). 


Ninguno de los dos se percató que Ariel venia acercándose lentamente a mis espaldas hasta que ya estaba muy cerca, y justo nos vio abrazados, justo él que es tan celoso ¿Por qué las cosas se estaban dando de esa manera? ¿Por qué siempre terminaba en el momento y lugar equivocados? 

Entonces Vanesa rápidamente corre unos tres pasos hasta los brazos de Ariel, ella lo abraza un poco expectante, con dudas, pero él la abraza también dando la señal de que todo está bien, aun si, él no me quitaba la vista de encima ni por un segundo. 

- te estaba esperando y justo me encontré con Santiago de casualidad y me contaba algo muy lindo por eso lo estaba… (Decía Vanesa justificándose con Ariel pero éste no la dejo terminar de hablar).
- ¡shhh…! No digas nada (le dijo Ariel a Vanesa pero él seguía mirándome fijamente mientras apartaba a Vanesa poniéndola a un lado) ¿Qué te pasa guacho? ¿Me estas siguiendo? Déjame en paz… (Ahora me lo decía a mí levantando la vos).

Sus dichos empezaron a molestarme y empecé a mirarlo con bronca, sin embargo decidí no responder para no aumentar la cólera del momento ni caer en su provocación. Vanesa solo miraba sin entender nada, entonces Ariel da un paso hacia mí y continúa.

- ¡HABLA CAGON…! (me grita Ariel) decime que te pasa ¿qué queres? ¿QUÉ…? ¡NO…! no me digas que ahora también te la queres levantar a ella…
- ¡Ariel basta! (salta Vanesa interviniendo) no digas estupideces, como vas a pensar eso de tu amigo… y aún menos de mí, nunca te di motivos.
- vos cállate que no es contigo (le dice Ariel a Vanesa).


Me empezó a dar mucho coraje, rabia, tenía los puños cerrados de bronca, apenas podía controlarme, deseaba partirle la cara de un puñetazo (golpe), sin embargo sabía que el que estaba en falta era yo, que yo era culpable, que prácticamente lo había violado unos días atrás, aun así, no aguantaría mucho más su mal humor y altanería.

- eres un idiota (le digo a Ariel y en mi cabeza pensaba "no, el idiota soy yo..." entonces resignado doy media vuelta dándole la espalda y comienzo a alejarme de él).
- ¡A MI NO ME DES LA ESPALDA HIJO DE PUTA! (grita Ariel acercándose rápidamente a mi)

En ese instante se me acerca, me toma del hombro con su mano izquierda haciéndome girar e inmediatamente con su mano derecha me encaja un puñetazo en la cara el cual me avienta al piso violentamente. Su golpe me había tomado por sorpresa, tanto que por un segundo no me di cuenta que es lo que había pasado, sin embargo, por inercia lleve mi mano a donde había recibido el golpe, entonces al verlo a Ariel ahí, con su puño cerrado y su brazo extendido lo comprendí, el mundo es cruel, solo los más fuertes sobreviven, aquellos que luchan, aquellos se enfrentan sus problemas son los que ganan, son ellos los que escriben sus historias, sus hazañas; cuando las palabras no sirven, los puños son los que terminan definiendo el rumbo de la historia, a veces es necesario dejar las batallas de mente y ensuciarse las manos, dejar nuestra humanidad atrás e imponerse sobre el resto.
 

Sentía impotencia por la situación que estaba viviendo, por no poder solucionar este "inconveniente" con mi amigo, por ser tan débil, un cobarde, alguien que siempre necesitaba la ayuda de otros, no me había dado cuenta pero Ariel siempre estaba ahí, una y otra vez, siempre había sido así. Estaba tirado en el piso, entonces me di cuenta que siempre fui débil, que desde el principio Ariel me ayudo a superar mi trauma, a quererme y cuidarme, a estar en buena forma, a tener nuevos amigos, me enseñó a nadar y a jugar al futbol, incluso me había ayudado a debutar (a tener mi primera relación sexual), y sobre todo, me enseñó el valor de la amistad… entonces la ira inundó mi ser, un irrefrenable deseo de luchar surgía en mí, el deseo de ganar algo por mi cuenta me nublaba el juicio, no quería ser más aquel hombre débil, inseguro, mis puños se cerraron con fuerza en el suelo, mis sentidos se centraron únicamente en Ariel, mi cuerpo recibió una descarga de adrenalina, mi corazón latía sumamente rápido, entonces, de un salto me incorporo con el brazo extendido y los puños cerrados arremeto contra un desprevenido Ariel, logrando así devolviéndole el golpe que éste me había dado en la mejilla unos instantes atrás.

- ¡maldito infeliz! (le decía mientras me lanzaba por él golpeándolo en la cara).

Le acababa de dar un certero puñetazo (golpe) en la mejilla impulsando la fuerza de mi cuerpo contra el rostro de Ariel, esta maniobra casi lo hace caer al suelo, tuvo que dar tres o cuatros pasos veloces para atrás con la parte superior del cuerpo un poco inclinada tratando de mantener el equilibrio sin caer al suelo. Esto despertó una sensación de bienestar en mí, satisfacción, me sentía capaz de lograr cualquier cosa que me propusiera. Ariel se reincorpora irguiéndose nuevamente mientras limpiaba con su dedo pulgar la poca sangre que le salía de la comisura de sus labios.

- al menos sabes dar un buen golpe (decía Ariel mientras veía los restos de sangre de su dedo) ¡marica! (prosiguió sarcásticamente mientras adoptaba una postura de combate, en “guardia” con un marcado entusiasmo en el rostro). 


Todas las veces que habíamos jugado con Ariel a algún deporte de fuerza, de contacto o de lucha (juegos de dominación, típicos juegos de adolescentes) siempre ganaba él. Aparte de ser un año mayor, él poseía más fuerza, velocidad y destreza, siempre me ponía contra las cuerdas y me obligaba a rendirme. Tras mi rendición, siempre concluíamos haciéndonos cosquillas mutuamente hasta llorar de risa, literalmente hasta no poder más. Sin embargo, la situación actual era distinta, podía ver en sus ojos llamas, euforia, una particular sensación de satisfacción, ya no se trata de un simple juego de niños, esta vez es en serio, la lucha definitiva, esto podría cambiarlo todo.

- ¡cerrá el orto infeliz! (dije con ímpetu a la vez que también me ponía en “guardia
”) esto solo se resolverá de una manera. 
- ¡oh… si… si así lo quieres! (respondió él con una leve sonrisa).
- ¡DETENGANSE POR FAVOR…! (grita Vanesa desesperada).

Ninguno hizo caso a las supl
icas de Vanesa, entonces Ariel se acercó velozmente y lanzó algunos golpes al aire, yo me hacía para atrás moviéndome de un lado al otro, esquivando sus puñetazos, yo lance otros, los cuales él también esquivaba o bloqueaba con sus brazos. Ariel se acercaba, atacaba y luego retrocedía un paso, bloqueé uno de sus golpes, estaba extasiado, podía resistir y ver a través de sus movimientos, entonces, inmediatamente después de bloquea su puñetazo derecho, Ariel me golpea del otro lado con su puño izquierdo, no fue un golpe muy potente pero me hizo cuestionar de la solidez de mi defensa y la estrategia que estaba utilizando mi amigo.

En efecto, Ariel estaba probándome, analizando mis reacciones, viendo el alcance de sus golpes y mis reflejos. Entonces, en un momento dado él levanta su pierna derecha y me da una patada a la altura de mi cintura, el cual logré bloquear y retener, sin embargo esto era solo una distracción, y a continuación me ensarta un fuerte golpe en el rostro el cual apenas logré ver y me dejaría sangrando las encías. No obstante, en el último segundo logré aferrarme a su pierna, el cual había bloqueado un instante atrás y con esto pude desequilibrarlo tirándolo al piso, yo también caí. 

Él se incorporó rápidamente, yo tardé un poco más, su golpe me había dejado un poco mareado, sin embargo Ariel esperó a que me pusiera
de pie mientras abría y cerraba la mano con el cual me había golpeado.

- eres un tonto si crees que podrás vencerme (decía Ariel burlándose de mi mientras yo terminaba de erguirme) nunca lo has hecho... y nunca lo harás.
- aun no cantaría victoria (le digo mientras trato de centrarme, pienso que "si deseo ganar debo pasar al ataque, atacar en el momento justo, debo demostrarle que ya no soy aquel chico indefenso", entonces vuelvo a ponerme en posición de combate).
- ja… ¿crees que podrás conmigo? (dice Ariel, a la vez que también se pone en “guardia”, entonces prosigue) dime Santiago... hay algo que me he cuestionado ya hace algún tiempo, tenía mis dudas pero... ahora es evidente que a vos también te gustan…
- ¡CIERRA LA BOCA HIJO DE PUTA! (le grito interrumpiéndolo y lanzándome contra él). 



Me abalancé contra él con furia, con bronca, golpeándolo en la cara, fue un puñetazo limpio, directo y efectivo pese a que había actuado precipitadamente, sin pensarlo, dejándome llevar por las palabras de Ariel, por sus provocaciones e insinuaciones, en mi cabeza pensaba “¿Por qué dice esas cosas? Yo no soy gay, no puedo serlo, fue solo un hecho aislado, la mayoría de los heterosexuales en algún momento de sus vidas experimentan algo similar con algún amigo, no por eso tengo que ser gay” pensaba tratando de justificarme. No obstante, Ariel había previsto que si jugaba bien sus cartas y que si lograba que me precipitase en atacar descuidaría mi defensa y esto le daría cierta ventaja sobre mí. Él siempre había sido el más táctico del grupo, se le daba bien leer a las personas, sus acciones y reacciones. Al atacarlo movido por la desesperación, por el calor del momento, sin darme cuenta terminé descuidando mi defensa, entonces Ariel, quien se había dejado golpear a propósito (adrede) y, aún con mi puño en su cara, resistiendo, aguantando, éste se las ingenió logrando contraatacar eficazmente con un contundente y certero puñetazo en mi barbilla. 

Su último golpe había sido más que efectivo, logró su cometido, noquearme. Mi cuerpo se desplomó contra el suelo, había caído de costado, perdí el conocimiento unos pocos segundos. Al despertar no tenía el control de mi cuerpo, mis músculos se distendieron, relajaron, no tenía control sobre ellos, ni siquiera tuve noción del golpe, no sabía lo que estaba pasando, simplemente estaba tirado en el piso mirando al cielo con los brazos extendidos, recuperando la conciencia lentamente, en eso siento y veo que Ariel se sube encima mío, se coloca en cuclillas sobre mi abdomen, éste decía algo pero no podía oírlo, entenderlo, mi cabeza me daba vueltas, entonces, Ariel me da un cachetazo reactivando con esto mis memorias recientes y algunos recuerdos pasados aleatorios, entonces otro cachetazo me trae de nuevo a la realidad, recuperando completamente la conciencia y escuchando parte de lo que Ariel decía.

- … reacciona de una vez maldita seas… por qué... (decía Ariel con lágrimas en los ojos mientras se tomaba de la cabeza).


Continuará…
(Capítulo 8 – Vínculos: Confrontación, parte 2
(Índice de capítulos)

3 comentarios:

Zeta Bilingüe dijo...

A la espera del siguiente episodio......espero sea pronto.
Saludos Sebastián.

Martin dijo...

Noooo, no me dejes asi ¿que paso? Quiero ya la continuación jaja... Está muy bueno felicitaciones

Sebastian dijo...

Hola Zeta bilingüe y Martin, espero tener listo el siguiente capítulo para mitad de octubre o antes. Saludos a ambos.